A mí no me gusta lo convencional y me fascina tener historias copadas para contar, así que no me quedó otra que pedir que cancelaran el vuelo de anoche y que me pusieran en el vuelo de hoy miércoles 7 de agosto. Igualmente, para hacerla del todo bien, primero hice el “online check-in”, me conseguí un buen lugar, despaché mis bultos, pasé por migraciones para que me sellaran el pasaporte y en la cola me encontré con Roberto Giordano (el de “No me peguen, tengo un grano”), subí a la avioneta y me senté al lado de
Eduardo Strauch (sobreviviente de la
tragedia de los Andes), salimos a dar una vuelta de 360 grados en aeroplano y volvimos a la Puerta, donde volvieron a conectar la manga y nos tuvieron dos horas y media esperando que se solucionara un problemita mecánico; finalmente desabordamos el avión y deshicimos todo lo hecho. Me sentí como Chris Martin en el video de
“The scientist”. Sea como sea, agradezco al responsable piloto que decidió no sacarnos a volar mientras la aeronave no funcionara a la perfección. Como comentábamos con Edu, es mejor que te cancelen un vuelo antes que estrellarte y quedarte varado en medio de los Andes.
A todo esto, mucha cosa buena se desprendió de mi paseíto de anoche, a saber:
- Mis oraciones fueron contestadas y no viajé en un avión que corría peligro de realizar un descenso con la nariz apuntando al piso.
- Eduardo Strauch, sin conocerme previamente, se unió a la gente querida que me concedió mi deseo de cumpleaños. A algunos familiares les pedí que para mi cumpleaños (que festejé por adelantado) me regalaran un libro. Mi compañero de asiento me regaló un ejemplar de su libro Desde el silencio: Cuarenta años después, que publicó en diciembre de 2012. ¿Qué me contuchi?
- Dormí horizontalmente y disfruté algunas horas más con mi familia.
- Fui una última vez al Templo de Montevideo antes de volver a emprender la retirada.
En conclusión, valió la pena la partida por partes.
Pero qué nivel! Te autografió el libro?
ResponderEliminarVos viste? Pero lamentablemente no me autografió nada. Resulta que mientras esperábamos el veredicto de los mecánicos y existía la posibilidad de que el vuelo saliera, no me podía regalar el libro porque lo necesitaba para unas presentaciones que tenía por estos lados. Cuando finalmente nos liberaron, salimos poco más que corriendo y no dio tiempo a nada.
EliminarMuyyyyyyyyyyyyyy fuerte!!!
ResponderEliminarOjo Berita, no sigas los pasos de tu tiita.
ResponderEliminarte quieroooooo. besos
Janet, sos vos??? No lo puedo creer, mi tiíta querida leyéndome!!! Te quieroooo!!!
EliminarBere los dioses del Olimpo se conjuran para que no te vayas...jejejejejej volve te perdonamos. Bueno la proxima sera la vencida nos vemos. Acordate que tenemos la cita en el Roma Temple...te queremos la Familia Plaza
ResponderEliminarAy, Tere... cómo decís eso! Vos sabés que yo me vine para que vos tengas al menos una excusa para hacerte un viajecito a la meca de los mormones. ;) ja! La cita con el Roma Temple la recuerdo, sólo espero no quedar completamente en bancarrota cuando termine de estudiar acá. Los quiero!!! Besos y abrazos para todos los Plazoleta!
Eliminarjajajajaja A VOS NOMAS TE PASA!! JAJAJAJAJA MUCHO EXITO BERE AMIGAAAAAAAAAAA
ResponderEliminarLo más cómico del asunto es que no es la primera vez que me pasa. En 2011 me pasó algo parecido regresando a Argentina, sólo que la partida se retrasó no 24, sino 48 horas. Cosas de la vida...
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