La vida (no siempre) es un sueño
(A mis amados platenses y mi bella La Plata)
Hoy me desperté de mi sueño. Muchas veces me pasa que me caigo de mi alfombra voladora y me despierto. Y la vida deja de ser un sueño por un rato.
Hoy me despertó la tragedia de La Plata. Pasé todo el día estupefacta, leyendo diarios, viendo noticieros por internet, leyendo estados en Facebook, tratando de enterarme por terceros cuál era la situación de mis amigos.
El sueño empezó a terminarse el martes, cuando supe de las inundaciones en Capital Federal. Respiré cuando nos enteramos de que mis hermanos estaban bien, ayudando a otras personas que sufrían las consecuencias de la lluvia.
Pero hoy miércoles a la mañana el sueño se terminó por completo y estuve todo el día despierta. Me pasé todo el día en vela, porque mi carácter soñador estuvo todo el día adormecido.
Mi corazón llora... y mis ojos también. Desearía estar en La Plata, ayudando, colaborando, tratando de dar alivio. No desearía estar en el lugar de los que han perdido mucho o todo, porque soy bastante cobarde, porque no tengo la valentía de adentrarme a sabiendas en el ojo de la tormenta. Pero mi corazón, mis pensamientos y mis oraciones están con ustedes, amigos queridos.
Ahora, con el cuerpo seco, pero los ojos mojados, me voy a dormir, para ver si puedo volver a soñar, porque tengo la firme convicción de que esta vigilia no tiene que durar mucho, no debe hacerlo.
Cómo puede este insomnio perdurar cuando sabemos que no estamos solos, "porque yo estoy contigo, y ninguno te podrá hacer mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad" (Hechos 18:10) y "cuando pases por las aguas, yo estaré contigo" (Isaías 43:2).
Y como dijo el élder Holland:
"Desde el principio y a través de las dispensaciones, Dios se ha valido de ángeles como emisarios de Él para transmitir amor y preocupación por Sus hijos... Testifico de ángeles, tanto de la clase celestial como de la terrenal... Testifico que Dios nunca nos deja solos, nunca nos deja sin ayuda en los desafíos que enfrentamos. '[Ni] lo hará, mientras dure el tiempo, o exista la tierra, o haya sobre la faz de ella un hombre [o mujer o niño] a quien salvar' (Moroni 7:36.) A veces, como grupo o individualmente, quizás sintamos que estamos alejados de Dios... perdidos y solos en lugares oscuros y lúgubres. Muchas veces esa angustia la creamos nosotros mismos, pero aun en ese caso, el Padre de todos nosotros nos cuida y nos ayuda. Y siempre hay ángeles que van y vienen a nuestro alrededor, visibles e invisibles, conocidos y desconocidos, mortales e inmortales... 'Iré delante de vuestra faz. Estaré a vuestra diestra y a vuestra siniestra... mi Espíritu estará en vuestro corazón, y mis ángeles alrededor de vosotros para sosteneros' (D. y C. 84:88) ["El ministerio de ángeles", Conferencia General de octubre de 2008].
Volvamos a soñar. Todo esto va a pasar.
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