miércoles, 10 de abril de 2013

Cada cosa en su lugar


El año pasado leí Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany's), de Truman Capote. (Hace unos meses, durante una mañana de labor culinaria en la cocina, vi la película. Hollywood, oh, Holloywood, siempre pintando la vida de rosa. Me encanta. Debo reconocer que me gustó más el final de la película que el final del libro. Me estoy yendo de tema.) La cuestión es que el libro me gustó mucho; me gusta Capote, escribía interesante. Aunque no me sentí identificada con prácticamente ninguna de las peculiaridades de sus personajes ni de sus realidades, me quedaron grabadas las palabras de Holly, la protagonista (Audrey Hepburn en la película). Sin expresiones ni términos rebuscados, explican lo que vengo sintiendo hace ya varios años:



Recuerdo que lo leí mientras esperaba el micro, en la parada del 307, en la esquina de casa, frente a Parque San Martín (exacto: tengo un talento único para recordar detalles banales que no sirven para nada). Y me encantó lo que leí, no por haber descubierto la pólvora, sino porque la genialidad de la frase radica en la descripción acertadísima de mi filosofía de vida durante los últimos años, filosofía de vida que adopté prácticamente sin querer.

Hace seis años, TODO cambió, como bien dijo Camila. Y cuando cambió la realidad que conocía, empecé un camino que me trajo hasta donde estoy hoy, hasta la Berenice actual; y estoy bastante segura de que acá es donde tenía que llegar. (Mátenme: una cosa fue llevando a la otra, perdí el control de la situación y estoy escuchando Coleccionista de canciones.) 

No me distraigo más.  

Durante los últimos seis años he estado buscando mi lugar en el mundo, literal y metafóricamente. Literalmente porque empecé a sentir que mi estadía en La Plata tenía fecha de vencimiento. Uno llega a amar los lugares donde vive, donde hace historia, donde crea lazos; uno deja parte de su corazón en los lugares donde rió, lloró, gritó, se enamoró y se desenamoró. Pero a muchos nos pasa que sentimos que nuestro corazón no pertenece a un solo lugar, independientemente de cuán profundo lleguen las raíces que crecieron en esa tierra. Así que empecé a buscar literalmente mi lugar en el mundo; no sabía exactamente cuál era, pero sí sabía que no estaba en La Plata. Al mismo tiempo, empecé a buscar ese lugar metafóricamente. Tengo la convicción de que todos tenemos misiones particulares, misiones que se adaptan a nuestros talentos, a nuestros dones, a nuestra personalidad y a nuestro potencial. Y yo necesitaba encontrar ese lugar, un lugar donde pudiera seguir creciendo (no físicamente, por favor), un lugar donde sintiera que estoy progresando y cumpliendo con el propósito y la misión para la cual fui creada. 

Y desde que empecé a sentir que tenía que buscar mi nuevo destino, sin querer empecé a querer no poseer nada hasta que no encontrara un lugar en donde yo estuviera en mi lugar y las cosas estuvieran en el suyo. Así que, a pesar de mis copiosos 29 años, en estos últimos tiempos no he acumulado mucha cosa material; sólo tengo las cosas que puedo llevar conmigo a todas partes: mi computadora, libros, algo de ropa y unos cuantos frasquitos bastante caros con agua bendita que huele divinamente). 

Así y todo, hace casi dos años compré este cuadrito. 

El cuadrito se lo compré a un pintor que tenía un puesto en Pike Place Market, en Seattle, WA.


Me enamoré de la pintura. Me enamoré de la escena que pasaría a ser símbolo y recuerdo futuro de uno de los mejores viajes que he hecho. Este cuadrito me recuerda la época en que sentí que los cielos empezaban a abrirse, a mostrarme con más claridad el camino, mi camino; la época en que empecé a encontrarme, haciendo un esfuerzo deliberado por buscarme, por descubrirme, por entender mi esencia y por actuar en consecuencia con lo que descubría y entendía. 

El cuadrito nunca lo colgué, pero cada tanto lo miro. Interpreto mi decisión de no colgarlo como una manifestación silenciosa de no ponerme muy cómoda en ninguno de los lugares pasajeros donde he pasado los últimos dos años, desde que lo compré. Pero tomé la determinación de que, en agosto, voy a empezar mi nueva etapa colgándolo; necesito descansar, al menos por dos años, de esta búsqueda de un hogar para mi alma. Sin embargo, a la que nunca voy a dejar de buscar, y que pretendo seguir redescubriendo, es a mí, a Berenice, porque donde me pierda de vista, la quedo. Si me descuido, todo pierde sentido.

Traveling solo (wait for it)

4 comentarios:

  1. Va el contexto: son las 10 de la noche, había leído ya los correos electrónicos que me enviaron, recién culmine mis devoirs de francés, estaba pronta para acostarme, y vaya que mi cuerpo exige posición horizontal, y entonces me acorde, y me dije: voy a ver si Berenice publicoo algo, pero no lo voy a leer, porque si no voy a sentarme a hacer apuntes...Craso error el mio pensar que no estaria tentada, extremadamente tentada, y aquí estoy...

    Van los apuntes:

    No sabia que Truman Capote había escrito “Breakfast at Tiffanny s”. De hecho, no sabia que la película se basaba en un libro. Por cierto, la película la vi gracias a ese maravilloso derroche cultural que es Cinemateca (www.cinemateca.org.uy) donde los clásicos y no tan clásicos pueden verse en pantalla gigante, aunque hayan pasado 20, 40 o 60 años de su estreno. Por ejemplo, nunca había visto “El joven manos de tijera” hasta que la programaron en Cinemateca.

    Respecto a las palabras de Holly: ¡!comparto el sentimiento!! En mi caso particular, el hecho de haber vivido en varios lugares, aunque siempre dentro de Uruguay, tuvo de bueno que me permitió desarrollar una asombrosa capacidad de adaptación; pero por otro lado me dejoo ese eterno sentimiento de desarraigo. Al leer esa frase, vino otra a mi mente, también sacada de un libro, llamado “Where the Heart is”, de Billie Letts, que también tuvo su versión cinematográfica, y que dice: “Home is the place that'll catch you when you fall. And we all fall.”

    En fin, que aparte de la seria reflexión que hiciste, COMO SIEMPRE, me encantó y me causó varias carcajadas (y si no preguntale a mi madre que me ve reírme sola y larga un “ah, bueno”) esos pensamientos que se entrecruzan en el tema central y acotan, acotan, y acotan, pero SOBRE TODO, te plasman tal cual sos: una eterna asociación de ideas que vienen, y se van, y vuelven, y se vuelven a ir...

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  2. ¡Ah, no! Pero esperá que posteo tu comentario halagador como ¡mi octavo post! Tu bondad innata favorece las carcajadas con estos intentos de algo, pero no por eso los agradezco menos. ¡Gracias, Gaby! Can't wait for Sunday! Benditos mates (deliciosos para mí, asquerosos para vos). Ja!

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  3. muy lindo Bere! Pienso que todos de alguna forma quisieramos encontrar nuestro lugar en el mundo, lo que pasa es que la búsqueda requiere mucho esfuerzo y tiempo! normalmente años...creo que la mayor parte de la gente no lo encuentra y se queda donde puede. Asi que bien por vos! el que busca...

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  4. Hoy antes de acostarme a dormir me puse a leer tu "diario" y sin darme cuenta se hizo la una de la madrugada. Bere te felicito, escribis muy lindo y aunque llevemos vidas muy diferentes, por lo que leo me haces acordar a mi en muchos aspectos (entre a tu perfil en facebook a revisar si vos tambien eras de aries.. pero no jajaja).
    Y respecto al lugar... ya llegará. Todos tenemos diferentes tiempos y no dudo que tus sueños te lleven a ese lugar. Aunque no estaría mal pensar que en donde estas ahora es donde tenes que estar, asi como decis que cada uno tenemos una mision en la tierra, en donde estas ahora tendras un proposito del señor (y eso que no soy de la iglesia). Yyy ademas de todo tenes un lugar en el corazon de muchos seres, porque sos un ser que se puede querer facilmente.
    Me voy me voy, dale para adelante con el blog y con tus sueños!
    un abrazo y cariños.

    p.d.: confieso que me diste ganas de escribir a mi.

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